Luis Fernando Vélez llegó al tema del café por casualidad. Paradójicamente, fue en un viaje a Londres donde aprendió a preparar un buen café. En 1992 visitó Inglaterra con la excusa de asistir a una feria de flores secas, su negocio en ese momento. Durante esta experiencia y por mera coincidencia, su gran amigo Alejandro Rengifo le enseñó a preparar café en una prensa francesa.
A su regreso a Bogotá, Luis Fernando trajo consigo algunas de estas prensas para ofrecer buen café a los clientes de lo que entonces era una pequeña tienda de regalos llamada Amor Perfecto. El local se convirtió en un punto de referencia para tomar una deliciosa taza café en Bogotá
Luis Fernando vio la oportunidad de negocio y decidió montar una cafetería dentro de la tienda de regalos que más tarde desapareció gracias al éxito del café.
Luis Fernando Vélez llegó al tema del café por casualidad. Paradójicamente, fue en un viaje a Londres donde aprendió a preparar un buen café. En 1992 visitó Inglaterra con la excusa de asistir a una feria de flores secas, su negocio en ese momento. Durante esta experiencia y por mera coincidencia, su gran amigo Alejandro Rengifo le enseñó a preparar café en una prensa francesa.
A su regreso a Bogotá, Luis Fernando trajo consigo algunas de estas prensas para ofrecer buen café a los clientes de lo que entonces era una pequeña tienda de regalos llamada Amor Perfecto. El local se convirtió en un punto de referencia para tomar una deliciosa taza café en Bogotá
Luis Fernando vio la oportunidad de negocio y decidió montar una cafetería dentro de la tienda de regalos que más tarde desapareció gracias al éxito del café.
Se construyó con el deseo de promover
una cultura del café de la máxima calidad.
En aquella época, Colombia era reconocida por producir el mejor café verde del mundo, sin embargo, el café que se consumía en el país era de muy mala calidad. En virtud de una ley conocida como “Pasilla y Ripio”, todo grano de café de calidad producido debía exportarse. Las empresas colombianas tenían prohibido comprar, tostar y comercializar granos de alta calidad cultivados en el país. Ante esta situación, Luis Fernando se embarcó en una misión: garantizar que en Colombia se pudiera tomar el mejor café del mundo. Amor Perfecto se construyó con el deseo de promover una cultura del café de la más alta calidad.
Decidido a hacer realidad este sueño, Luis Fernando hace todo lo posible, incluso desafiar la ley. En 1997, compra su primera tostadora y empieza a adquirir granos de aquellos exportadores que sobrepasan su límite de exportación. Cinco años después, la Federación Nacional de Cafeteros, y con Amor Perfecto como referente, toma conciencia de la situación y decide promover el cambio de esta ley. En 2003 el gobierno modifica la ley, y permite a las empresas colombianas comprar granos de la mejor calidad, tostarlos y venderlos en el mercado interno.

La riqueza natural de Colombia y su biodiversidad son factores fundamentales para la calidad de nuestro café.
Desde el extremo sur de nuestro país en el departamento de Nariño, pasando por los Andes, y llegando a la Sierra Nevada de Santa Marta, encontramos una gran diversidad de microclimas y cultivos que aportan una gran variedad de aromas y sabores a nuestro café. Colombia es la tierra de la diversidad.
En Amor Perfecto mantenemos una relación continua con aquellos productores de café que con disciplina y pasión ejecutan prácticas consistentes en sus fincas para producir granos de la más alta calidad. Asimismo, nuestro trabajo es explorar cada rincón del territorio nacional con el propósito de descubrir cafés únicos. Continuamente catamos muestras para encontrar aquellos que sobresalen y nos sorprenden.

Presencia de Amor Perfecto en el mundo 2024
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